Una crónica
sobre la participación en el foro sobre el fin del conflicto.
Coordinación Campesina del Valle del Cauca, CCVC
Asociación de Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca, ASTRACAVA
La Coordinación Campesina del
Valle del Cauca, CCVC y la Asociación de Trabajadores Campesinos del Valle del
Cauca, ASTRACAVA, organizaciones integrantes de la Asociación Nacional de Zonas
de Reserva Campesina, ANZORC, de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria,
FENSUAGRO, y del Movimiento Social y Político Marcha Patriótica, tuvo el honor
de participar en representación de las comunidades campesinas del departamento
en el último foro convocado por la mesa de diálogos de La Habana denominado
“Fin del Conflicto” y “Refrendación, implementación y verificación”,
organización por la Universidad Nacional de Colombia y la Organización de
Naciones Unidas en la ciudad de Bogotá, los pasados 7 y 8 de febrero de
2016.
Como es de público conocimiento
dicho foro se convocó por solicitud expresa de la mesa de la Habana[1]
con un claro mensaje de urgencia tanto para su realización como para la entrega
de sus resultados, lo cual puso a los organizadores en una carrera maratónica
para cumplir el encargo. Así mismo, de acuerdo a lo vivido en las mesas del
foro, parece que al menos a gran parte de las organizaciones y sectores
participantes la convocatoria al foro no fue planificada,
lo cual se reflejó en los vacíos en muchas de las propuestas presentadas e
incluso varios subpuntos en los que no hubo propuestas concretas, sin
desconocer la seriedad de muchas de las propuestas presentadas por los
diferentes participantes.
Esto, sumado a la limitada
participación de la sociedad en general ya que la convocatoria fue cerrada, señala
de por sí algunas consideraciones críticas respecto a los resultados del foro. Sin
embargo, las consideraciones críticas que hubiésemos podido tener respecto a lo
anterior se fueron quedando pequeñas a medida que el foro transcurrió y fuimos
ahondando en la inmensa significación que tienen los dos puntos en discusión
para el país, puesto que la extensión y complejidad que encierran se pusieron
de manifiesto en los paneles donde expertos ilustraron a los asistentes sobre
sus especificidades y distintas variantes propositivas.
Por sólo plantear algunos de los
aspectos resaltados, el exministro Juan Camilo Restrepo fue explícito en
señalar que a poco menos de dos meses de cumplirse la fecha acordada para la
firma del acuerdo final, el Estado colombiano no cuenta con una
institucionalidad agraria consolidada para asumir la tarea de la implementación
de los acuerdos del punto agrario, toda vez que el INCODER está en proceso de
liquidación y lo que es peor, adelantando tareas de contrarreforma agraria; señaló
que de acuerdo a su experiencia una institución estatal requiere por lo menos
un año para consolidarse y empezar a cumplir cabalmente las funciones para las
que fue creada, lo cual implica una talanquera seria para la implementación de
los acuerdos en este aspecto. Así mismo, planteó la preocupación por la
cuestión fiscal, puesto que actualmente el gobierno atraviesa por una seria
crisis fiscal que ha llevado incluso a la reducción de los rubros sociales y
agrarios, y según estimaciones de FEDESARROLLO sólo para la implementación de
los acuerdos agrarios se requieren al menos 9 billones de pesos anuales. La
cooperación internacional no puede ser la única fuente de recursos para la paz,
expresó.
Respecto al tema de la
refrendación, sorprendió que todos los panelistas (Rodrigo Uprimny, Carlos
Holmes Trujillo y Álvaro Leyva) concordaron en afirmar que la iniciativa del
plebiscito impulsada unilateralmente por el gobierno nacional no es un
mecanismo de consulta adecuado para la refrendación de los acuerdos, en la
medida que la función constitucional de dicho mecanismo no la faculta para promover
reformas constitucionales, e incluso el profesor Uprimny fue más lejos al
señalar que ninguno de los mecanismo de consulta establecidos por la
constitución son adecuados para este fin, en la medida que éste considera que
la refrendación debe cumplir al menos tres funciones: 1) legitimación de los
acuerdos, 2) garantizar las normas necesarias para su implementación, y 3)
asegurar su irreversibilidad en el sentido que ningún gobierno posterior pueda
ponerlas en cuestión o desestimarlas. En tal sentido, propone un proceso que
permita cumplir estas tres funciones mediante una votación ciudadana primero
para definir el mecanismo de refrendación, un mecanismo especial de refrendación
posterior de acuerdo a lo expresado por la voluntad popular que establezca las
reformas legales para implementar los acuerdos, y una asamblea constituyente
limitada al final para cerrar el ciclo del proceso de paz.
Estos son sólo dos aspectos de los
13 espinosos sub-puntos en que se desarrollan los puntos 3 y 6 del acuerdo
general, que plantean los retos del cese al fuego bilateral y definitivo, la
dejación de las armas, el tema de los prisioneros políticos, el
paramilitarismo, la reforma institucional, el presupuesto, los tiempo para la
implementación, entre otros.
Claramente para la participación
ciudadana los puntos agrarios, de víctimas, de participación política y de
cultivos de uso ilícito, fueron de relativa sencillez a la hora de proponer
dado que planteaban asuntos por los que históricamente se ha luchado y en los
que por tanto existen iniciativas construidas hace rato. Pero si algo debemos
reconocer como conclusión de este foro, es que nos ha hecho falta profundizar
mucho más respecto a los temas recogidos en los puntos 3 y 6 del acuerdo
general, más allá de estudiar algunas experiencias internacionales que pueden
dar luces sobré el qué hacer pero que de ningún modo definen la ruta más
acertada para el caso colombiano. Todo lo cual nos obliga a preguntarnos con
mucho estoicismo: ¿será que la sociedad colombiana sí está preparada para
asumir el fin del conflicto?
Así las cosas, parece necesario
que tanto la mesa de diálogos como la sociedad colombiana en su conjunto, acojamos
el llamado hecho por Vincenc Fisas en el panel sobre implementación y
verificación, en el cual propuso replantear la fecha para la firma del acuerdo
final, para iniciar un trabajo intenso de pedagogía de paz en la sociedad
colombiana que conlleve a la apropiación de todas y todos de los debates que
nos plantea el reto de poner fin al conflicto.
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