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Constituyentes por la Solución Política y la Paz con Justicia Social

Inspirados en las conclusiones del Encuentro Nacional de Comunidades Campesinas, Afrodescendientes e Indígenas por la Tierra y la Paz de Colombia. El Diálogo es la Ruta”, realizado en Barrancabermeja del 12 al 15 de agosto de 2011, proponemos la convocatoria y realización de Constituyentes regionales por la solución política y la paz con justicia social en Colombia. Concebimos esta convocatoria como parte de las aspiraciones de sectores importantes de la sociedad colombiana interesados en contribuir a darle un trámite distinto al del ejercicio de la violencia, a los conflictos sociales, ambientales, territoriales y de clase que agobian a nuestro país.

Más allá de los rasgos específicos y de la dinámica que pueda asumir la confrontación militar entre el Estado y las fuerzas insurgentes, de las idas y venidas en el cruento trasegar de la guerra, es evidente que décadas de conflicto armado colombiano son la fehaciente demostración de la imposibilidad de resolver por la vía militar un conflicto que por su naturaleza es histórico y social y persiste más allá de la violencia.

A pesar de las posiciones más guerreristas, lideradas por el uribismo y el llamado (puro)Centro Democrático”, quienes desconocen el conflicto y lo consideran más bien como una amenaza terrorista, abogando por una salida con evidentes contenidos fascistas al concebir una solución militar basada en la destrucción y el exterminio del supuesto enemigo terrorista. Además, estos sectores desdicen de cualquier posibilidad de considerar una eventual salida política, pese a que durante los gobiernos de Uribe la dinámica de la confrontación armada los llevó por momentos a considerar acercamientos con la guerrilla, así fueran con propósitos pragmáticos. Es innegable que la política de la solución militar, independientemente de las formas que ella asuma, está condenada a fracasar, como ha ocurrido hasta ahora. Persistir en ella, es prolongar de manera indefinida la guerra.

La sociedad colombiana no puede continuar sometida a las decisiones de la planeación estratégica de la guerra y de la solución militar, que no reparan en manera alguna en la tragedia humana que trastorna abruptamente trayectorias individuales y familiares de vida, ni en los impactos económicos, políticos, culturales y sicosociales que trae consigo la prolongación de la guerra. La sociedad, y las gentes del común en particular, demandan entre tanto no la regulación sino el fin de la guerra. Y ello pasa, desde luego, por superar las causas que la originan.

Es la hora de que la manifestación de voluntad política por parte de las fuerzas insurgentes a favor de la solución política, expresada en diversos documentos escritos y audiovisuales, y la afirmación gubernamental acerca de que la llave de la paz no está extraviada, se puedan concretar en hechos reales que superen el actual estado de aparente indefinición, de utilidad solamente para los intereses imperiales y de las clases dominantes que se lucran con la guerra y consideran la salida militar como la única opción posible.

La convocatoria y realización de las Constituyentes se presenta en un momento en el que las salidas al conflicto social y armado se encuentran en el centro del debate político nacional. La formalización y el inicio de los diálogos entre la insurgencia de las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel  Santos  representan  un  hecho  político  del  mayor  significado,  que  puede  generar condiciones para transitar caminos distintos a los de la guerra y la solución militar impuestas por las clases dominantes, y sentar las bases para avanzar hacia la paz con justicia social.

La Agenda que se abordará en La Habana, en una interpretación amplia y favorable a los intereses de las mayorías oprimidas y explotadas, recoge aspiraciones y anhelos de cambio de nuestro pueblo, que pueden materializarse, siempre y cuando se cuente con el debido respaldo, la consecuente movilización y el mayor despliegue de iniciativas por parte de las gentes del común y los más amplios sectores sociales y populares.La naturaleza histórica y el carácter social del conflicto conllevan a que su solución no puede limitarse a acuerdos entre las fuerzas militares comprometidas directamente en la contienda militar, las fuerzas del Estado y las fuerzas insurgentes, sino que ésta involucra necesariamente al conjunto de la sociedad, y especialmente el sentir de las gentes del común, de los sectores sociales y populares que ven afectadas sus condiciones cotidianas de vida digna, trabajo y existencia.

Necesitamos decirnos y decirle a las nuevas generaciones de colombianos y colombianas que no son necesarios más muertos para hablar de solución política y, sobre todo, para hacerla una realidad. Esa posibilidad, que hoy se convierte en urgencia vital, en necesidad, demanda la construcción de un mandato social y popular por la solución política y la paz con justicia social en Colombia. Tal construcción no puede ser más que el producto de una amplia organización y movilización, que logre reunir a todas aquellas voces de compatriotas que consideran y sueñan con caminos distintos a los que nos tienen en el despeñadero de la guerra. En desarrollo de ese propósito, las Constituyentes regionales por la solución política y la paz con justicia social en Colombia representan un espacio social de esperanza.

Contribuir a la búsqueda de una solución política se ha constituido en un imperativo ético y político para el buen vivir de la población colombiana. Se trata de la respuesta que las gentes del común y amplios sectores sociales y populares y de la opinión pública tienen frente al militarismo y la ultraderecha, y al propio gobierno de Santos que, pese al inicio de los diálogos, sigue confiando en la posibilidad de una solución militar.

Las constituyentes se convocan precisamente por cuanto -ante la ausencia de una política de paz- se hace indispensable la manifestación de la voluntad soberana de las clases subalternas y de todos aquellos sectores sociales que anhelan materializar los sueños de paz del pueblo colombiano.

Frente a la prepotencia del poder constituido, en cuya agenda solo pareciera encontrarse la estrategia guerrerista, es el momento para que se desate y despliegue la potencia creadora, imaginativa y apasionada del poder constituyente, para que la voluntad del pueblo soberano se pueda erigir en la forma de un mandato social y popular por la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

De contarse con una amplia movilización y activa participación social y popular a favor de la solución  política,  que  enriquezca  y  desarrolle  el  Acuerdo  que  permitió  el  inicio  de  las conversaciones en La Habana, se puede considerar la posibilidad real de cambiar el balance político que ha predominado durante la última década a fin de emprender las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales que requiere el país, con miras a superar las causas que originaron el conflicto y hacen qué este se reproduzca en medio de la confrontación armada. El sólo anuncio de los diálogos ha contado con la simpatía de las grandes mayorías del pueblo colombiano y ha generado múltiples expresiones de voluntad por participar en ellos con las más variadas iniciativas.

La propuesta de Constituyentes se inscribe precisamente dentro de ese propósito. La paz con justicia social no es gratuita y no puede limitarse al ejercicio de la competencia política en un régimen político y un sistema político caracterizados por rasgos criminales, corruptos y mafiosos. La paz con justicia social requiere ser llenada de contenidos y estos sólo pueden provenir de las gentes, los hombres y mujeres del común, de quienes a lo largo de cerca de dos siglos de vida republicana han padecido el régimen de dominación y explotación que ha servido de sustento a los privilegios de unos pocos.

Objetivos.

Las constituyentes regionales se convocan con varios objetivos, a saber:

1. Abrir y consolidar espacios de politización social, con perspectiva de ampliación creciente, a favor de la solución política al conflicto social y armado.
2. Avanzar en la batalla contra las fuerzas reaccionarias y militaristas, mostrando los límites e impactos de las tendencias guerreristas y las consecuencias de una prolongación de la contienda militar
3. Mostrar que la naturaleza histórica y socioeconómica del conflicto colombiano demanda la más amplia participación social, y no es un asunto exclusivo de las fuerzas comprometidas directamente en la confrontación militar.
4. Demostrar que una solución política requiere y conlleva un proceso de reformas políticas, económicas y sociales. Es decir, que una solución política verdadera consiste en sentar las bases para la democracia real con justicia social.
5. Contribuir a la construcción de un amplio movimiento social y popular a favor  de la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

La convocatoria y realización de constituyentes regionales abre la posibilidad de la más amplia participación y deliberación social y popular en el nivel local; precisamente allí en donde con mayor intensidad se viven los rigores de la guerra. La realización de las constituyentes regionales, si logra llegar a múltiples lugares y rincones del país, puede convertirse en un movimiento nacional de Constituyentes, que al articular todas las expresiones regionales y locales, devenga en un mandato soberano, social y popular, de alcance nacional, por la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

Naturaleza.

Las constituyentes regionales han de concebirse como un momento de un proceso político de más largo alcance, que tiene como propósito el constituirse en espacio de encuentro para la deliberación soberana  de  todos aquellos procesos que  autónomamente,  a  través de  las más variadas formas de organización y lucha social y popular, tienen dentro de sus preocupaciones la necesidad de darle un trámite distinto al de la guerra a los  conflictos sociales, ambientales, territoriales y de clase que afectan a nuestra sociedad. En ese sentido, las constituyentes regionales se erigen en un espacio de unidad y de ejercicio de la democracia real del pueblo colombiano en torno a un propósito común: la solución política al conflicto social y armado.

En cuanto momento de un proceso, las constituyentes no tienen la pretensión de suplantar procesos de organización social y popular ya existentes, o de producir nuevas estructuras, que propicien la dispersión. Todo lo contrario: de lo que se trata precisamente es que éstas se erijan en espacio de confluencia de múltiples y variadas iniciativas ya existentes, tales como el Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica, la Minga indígena, y muchos otros procesos nacionales, regionales y locales de la organización social y popular, obrera, campesina, estudiantil, de indígenas y afrodescendientes, de jóvenes y mujeres, de intelectuales y trabajadores de la cultura, de grupos de trabajo y asociaciones, de juntas comunales, de integrantes de organismos no gubernamentales, así como de representantes de la Iglesia y de otras instituciones sociales, con el fin de articularse en un solo mandato por la solución política.

Las constituyentes regionales poseen una precisa definición en el tiempo y se convocan con un único fin específico: deliberar soberanamente acerca de los fundamentos actuales del conflicto social y armado, de su dinámica y tendencias, de sus impactos económicos, políticos, sociales, ambientales y culturales y, sobre todo, de la necesidad de una solución política, así como de la ruta de acciones políticas que podría generarla. Todo ello, para la promulgación del un mandato del constituyente soberano: El mandato por la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

Las constituyentes regionales no tienen la pretensión de avanzar en el diseño de propuestas específicas de reformas políticas, económicas y sociales, que deben ser el fruto de eventuales escenarios de diálogos y de negociación entre el Estado y la insurgencia. No obstante, dada la naturaleza esencialmente social del conflicto colombiano, la concepción de solución política que aquí se sostiene y, por tanto, la demanda por reformas políticas económicas, políticas y sociales que ella conlleva, tienen como supuesto el involucramiento y la participación de los más amplios sectores sociales y populares. No puede haber solución al conflicto colombiano considerando la exclusiva participación de las partes que han estado involucradas de manera directa en la contienda militar. La solución política y la paz con justicia social, que hacen parte de nuestros anhelos, sólo pueden ser el resultado del más amplio movimiento social y popular. Las constituyentes regionales representan un momento de ese movimiento por construir.

Las constituyentes regionales están concebidas para contribuir a construir el sentido y los contenidos específicos de una solución política. Superar creativamente la política gubernamental de la indefinición aparente, favorable a la prolongación estridente de los tambores de la guerra, implica desplegar toda la imaginación para aportar en el trazado de caminos que conduzcan al diálogo  y la  negociación,  en  el  entendido  que  el  trámite  civilizado  a  los  conflictos  sociales, ambientales, territoriales y de la clase pasa también por el diseño y la puesta en marcha de reformas tendientes a superar la barbarie que hoy tiene sometido a nuestro país y lo sitúa como uno de los países más desiguales del mundo.

Como ya se señaló, aspiramos a que las constituyentes regionales deriven en la promulgación de mandatos populares regionales, como expresión soberana del poder constituyente popular, que condensen las demandas por la solución política y la paz con justicia social. En ese sentido, las constituyentes regionales son expresivas de la construcción social de un programa político en la forma de mandato popular por la solución política y la paz con justicia social.

El movimiento de las constituyentes regionales está concebido para poder confluir en la Constituyente nacional por la solución política y la paz con justicia social en Colombia. De ella debería salir precisamente el mandato nacional por la solución política y la paz con justicia social, con su correspondiente definición programática y de acción política. Todo este esfuerzo tiene una posibilidad más cierta si logra acompañarse de la comunidad internacional y de las diversas expresiones organizadas que más allá de las fronteras claman por la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

Ejes temáticos.

Aunque el temario de una constituyente es definido por el propio poder constituyente, las constituyentes regionales tienen una motivación específica referida a la construcción de un mandato popular por la solución política y la paz con justicia social. En ese sentido, las constituyentes podrían desarrollar cuatro ejes temáticos:

- Situación actual y tendencias del conflicto social y armado en la respectiva región.
- Impactos políticos, económicos, sociales, ambientales y culturales del conflicto social y armado en la respectiva región. ¿Por qué una solución política?
-Demandas desde la región. Rutas regionales para una Solución Política.

Conformación y funcionamiento.

Las constituyentes regionales son asambleas delegatarias del poder popular constituyente. En ese sentido, ellas están precedidas por pre-constituyentes, o asambleas, o reuniones, o encuentros locales o sectoriales, en el creativo espectro y la variada escala que ofrece la organización social y popular, para deliberar sobre el objeto de las constituyentes y el temario aquí propuesto, así como escoger los delegados a la respectiva constituyente regional. El espíritu de las constituyentes regionales consiste en garantizar la más amplia representación social y popular.

La constituyente regional se conforma con los delegados designados por las pre-constituyentes, o asambleas, o reuniones, o encuentros locales o sectoriales.

Conformada la constituyente, se procede por parte de la plenaria a la elección de una presidencia colegiada. Tal presidencia deberá ser suficientemente representativa de los diferentes procesos políticos y sociales que concurren al momento constituyente. Asimismo a la discusión y aprobación del reglamento de funcionamiento y deliberación.

Definida la presidencia y aprobado el reglamento de funcionamiento y deliberación, se procede a la conformación de las de las respectivas comisiones de trabajo, según los ejes temáticos propuestos. Las comisiones de trabajo tendrán su propia mesa directiva y relatoría, atendiendo el principio de representación antes expuesto.

Seguidamente se procede a las deliberaciones en cada uno de los ejes temáticos. De tales deliberaciones deberán salir las conclusiones del respectivo eje temático, las cuales deberán ser aprobadas por los delegatarios que hacen parte de la respectiva comisión.

Al trabajo de comisiones le sigue la presentación de los informes y conclusiones de los ejes temáticos en la plenaria, así como su correspondiente deliberación.

La deliberación de la plenaria debe terminar en la formulación de conclusiones, con su aprobación, y en la promulgación del mandato popular regional por la solución política y la paz con justicia social, cuyos contenidos serán precisamente el resultado de la deliberación autónoma y soberana del constituyente regional.

La constituyente regional deberá escoger asimismo a sus delegados a la Constituyente nacional por la solución política y la paz con justicia social en Colombia. El funcionamiento de esta constituyente está concebido en los mismos términos que las constituyentes regionales y debe culminar en la promulgación de un mandato popular nacional por la solución política y la paz con justicia social en Colombia.

Constituyentes por la Solución Política y la Paz con Justicia Social en Colombia
“El Diálogo es la Ruta”
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