EL
GRAN ACTO CON LA TIERRA, ACTUACIÓN
HIPÓCRITA DE LA INSTITUCIONALIDAD.
El
pasado 1 de septiembre tuvo lugar en Buga el evento denominado “El Gran Pacto
por la Tierra”, que según su convocatoria tenía como objetivo informar sobre la
metodología para la implementación en el Valle del Cauca del Acuerdo sobre
Reforma Rural Integral de La Habana, por parte de la Agencia Nacional de
Tierras y la Unidad de Restitución de Tierras. A pesar de la mala organización
logística en términos de transporte, acudieron más de un millar de trabajadores
rurales desde las diferentes latitudes del departamento, entre ellos ciento
veinte campesinas y campesinos voceros de las organizaciones que constituyen la
Coordinación Campesina del Valle del Cauca (CCVC), entre éstas la Asociación de
Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca (ASTRACAVA).
Las expectativas
del campesinado se fueron desvaneciendo a medida que pasaban los minutos y el
carácter del evento se iba revelando. Al final, más que un “gran” pacto por la
tierra, lo que hubo en la estación del ferrocarril de la ciudad de Buga fue una
actuación hipócrita de la institucionalidad, a lo cual hemos llamado “el gran
acto con la tierra”.
La
primera escena, ejecutada por los animadores centrales (Institucionalidad) y
los actores de reparto (campesinado), consistió en la tradicional entrega de
refrigerios y los juegos de distracción con premios a los más “competitivos”.
Seguidamente, los actores protagónicos hicieron presencia en el escenario, los
directores de la Agencia Nacional de Tierras y la Unidad de Restitución de
Tierras, Miguel Samper y Ricardo Sabogal, respectivamente, con la promesa de
entregar 4.400 hectáreas a los campesinos sin tierra sin generar mayores
precisiones, dejando profundas dudas en los habitantes del sector rural. El
acto fue acompañado por los co-protagonistas, la señora gobernadora del
departamento y alcaldes municipales asistentes. En esta escena el discurso
institucional reconoció la justeza de la histórica lucha del movimiento
campesino colombiano por sus derechos, ofreciendo cifras y estadísticas que
expresaban lo que toda la vida han denunciado y reclamado las organizaciones
campesinas, sólo que ésta vez en clave de una política oficial, sin hacer
ninguna mención al también histórico desconocimiento de éste sector y al total
abandono por parte el Estado, desconociendo la responsabilidad histórica del
Estado ante la tragedia campesina.
A
continuación la escena principal, en ésta, los actores principales hacen pasar
a algunos actores de reparto seleccionados anticipadamente gracias a sus
características de pobreza y condición de víctimas del conflicto, para devolver
los derechos vulnerados hace más de 15 años. La aparición momentánea del
Batallón Palacé de Buga, condenado por sentencia del Consejo de Estado por su
connivencia con el accionar paramilitar en la masacre de Alaska, buscaba en
efecto, engrandecer la figura de “funcionarios benevolentes representantes de
un gobierno aún más benevolente, redentor de los desterrados”. No obstante,
hasta la fecha el Estado y la fuerza pública parecieran ser deliberadamente
negligentes para cumplir con el perdón público que desde hace años vienen
exigiendo las víctimas.
El
segundo acto fue completado por la instalación de carpas por parte de la
agencia nacional de tierras y la Unidad de Restitución, donde ubicaron algunos
de sus funcionarios para atender las inquietudes sobre tierras de los
campesinos que las presentaron. Sin embargo, esa atención no solucionó las
inquietudes del campesinado, en tanto remitieron a las personas a buscar
asesoría en la oficina de Cali o a consultar en internet. Esta situación no
dejó más que desconcierto a quienes pensaron que por fin les iban a ayudar a
resolver sus problemas con los predios. Para rematar, el Departamento de
Policía del Valle (DEVAL), haciendo eco a la guerra, expuso en un evento masivo,
armas de distinto tipo y de distinto calibre.
Finalmente,
cierra del gran acto con sesión de besos, fotos para todos, minicajita de arroz
mixto para los que alcanzaron y todos para su casa sin tierra, sin vivienda y
sin perdón público.
Nos
alarma que este tipo de actos hipócritas por parte de la institucionalidad sean
el preámbulo del inicio de la implementación de los acuerdos de La Habana en el
Valle del Cauca, porque de serlo, tergiversan el espíritu, la filosofía y los
objetivos de los mismos. Como organizaciones que representamos la dignidad del
campesinado, nos permitimos llamar la atención a sus organizadores al menos en
los siguientes aspectos:
1. El campesinado se respeta. Utilizar
los anhelos de paz y reconciliación de los campesinos, junto a sus sentidas
necesidades a la tierra, la asistencia técnica, la financiación para proyectos
productivos, etc., con el objetivo de vanagloriar unas instituciones que hasta
ahora han hecho muy poco en pro de la satisfacción de los derechos campesinos
colombianos, es casi tan vil como la guerra que por décadas adelantaron los
terratenientes y poderosos del país para acabar con su cultura y economía
propias. Cumplan su función al menos en un 80% de los casos por resolver, y ahí
sí festejemos.
2. Las víctimas tienen memoria. Hacer
entrega de tierras y apoyo económico a familias campesinas desplazadas por la
incursión paramilitar en Buga, y ni siquiera mencionar a los responsables de
estos hechos victimizantes utilizando el eufemismo de “actores armados ilegales”
con la participación del Batallón Palacé, quien fuera cómplice en la masacre de
Alaska, es insultar el dolor y pisotear la memoria de las víctimas, más aún
cuando después de 15 años no ha habido verdad, reparación, justicia, ni garantías de no repetición para
éstas.
3. Sin participación no hay paz. Traer
y llevar campesinos de un lado a otro sin la mínima posibilidad de pronunciarse
transgrede los preceptos básicos de la democracia y de los acuerdos de la mesa
de diálogo de La Habana. Los campesinos y sus organizaciones tienen voz y
propuesta para posibilitar las necesarias reformas del sector agrario en el
departamento; el campesinado no es ficha para mostrar a ningún sector político.
La lucha de la CCVC y ASTRACAVA precisamente radica en ello, en lograr el
reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos políticos, cosa que se
pasó por alto en el evento del pasado 1 de Septiembre.
4. La CCVC y ASTRACAVA organizaciones
representativas del campesinado vallecaucano seguimos insistiendo en la
instalación de una mesa de concertación campesina con la Gobernación del Valle,
la Agencia Nacional de Tierras, la Unidad de Restitución de Tierras, la Agencia
Nacional de Desarrollo Rural, entre otras instituciones que tienen que ver con
el campo, para construir propuestas que deriven en solución de los problemas
asociados a la injusta estructura de la propiedad de la tierra, inversión en
proyectos productivos, de comercialización, de infraestructura, de desarrollo
territorial, de conservación del medio ambiente, de fomento a la asociatividad
y el cooperativismo, pero sobre todo hacia permitir la democracia en el campo.
5. El logro por la paz con justicia
social ha sido uno de los objetivos de nuestras luchas desde los primeros años
de nuestro nacimiento como organizaciones campesinas. Por lo cual fomentamos la
participación política del campesinado organizado en los diferentes espacios de
toma de decisiones, pues consideramos que la paz de la nación colombiana
implica la profundización de la democracia en todos los ámbitos. Las
instituciones gubernamentales de todos los niveles deberían fundamentar su
accionar bajo ese precepto y así entender que los protagonistas de la historia
no son los actores institucionales y su acto hipócrita, sino las organizaciones
campesinas y su histórica lucha por un construir un verdadero pacto por la
tierra.
6. Como organizaciones campesinas
integrantes del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica, venimos
impulsando la campaña La Paz SÍ es contigo, que pretende sumar una inmensa
cantidad de colombianos en respaldo al SÍ en el plebiscito por la paz.
¡POR LA
PAZ DE LA NACIÓN EL CAMPESINADO LE PONE EL CORAZÓN!
Asociación
de Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca – ASTRACAVA
Coordinación
Campesina del Valle del Cauca - CCVC
Palmira,
Valle del Cauca. Agosto 2 de 2016.
0 comentarios:
Publicar un comentario