Plan de
Desarrollo Departamental 2016-2019: ¿El Valle está en sintonía con el Cluster
de la Salud?
Con la llegada de la nueva
administración departamental han surgido una serie de pretensiones que se han
consolidado fundamentalmente a través de un posicionamiento en medios de la
Gobernadora. Esta desde el primer día de su posesión se ha mostrado ante los
vallecaucanos como la salvadora y “mayor” defensora de la Red Pública
Hospitalaria, posicionándose ante la opinión pública como la abanderada de uno
de los casos más graves para la Región del Suroccidente colombiano, el del
HUV-Hospital Universitario del Valle Evaristo García.
El Plan Desarrollo que entrará a
discusión en la Asamblea Departamental hasta el 28 de Mayo del presente año,
contiene 21 líneas de acción y 3 pilares que se han
establecido como la prioridad para el departamento: paz territorial,
productividad y competitividad, equidad y lucha contra la corrupción. Estos
pilares nos abocan a la necesidad de establecer un debate público sobre el
futuro del Valle del Cauca, pues no son sino la reproducción de una visión
centralista.
En primer lugar,
en lo que respecta a la paz es pertinente señalar una demarcada diferencia
entre la PAZ construida desde los territorios por las comunidades que han padecido
los avatares de la guerra, y la “paz
territorial” de la que ha hablado el Gobierno Nacional y sus instituciones,
que es desarrollada desde las oficinas de Bogotá por parte de la tecnocracia,
acatando los requerimientos de la OCDE para el ingreso de Colombia al 2025 a
dicho organismo. En donde los territorios juegan un papel clave para el
desarrollo de las actividades productivas para la consolidación del
neoliberalismo, la apropiación de la riqueza por parte de unos pocos y por ende
la exclusión.
En segundo lugar, cuando establece
la productividad y competitividad como un eje central de la Visión del Valle
para el próximo cuatrienio, los encuadra con los ejes de desarrollo
establecidos por las Comisiones Regionales de Competitividad y las metas del
Plan Nacional de Desarrollo que a su vez son la reproducción de las exigencias
de la Alianza del Pacífico y otros organismos multilaterales. En este
encontramos como se proyecta la ciudad de Santiago de Cali, como un espacio
dedicado a la venta de servicios de Salud y “Cultura”-una visión mercantil
sobre el significado y papel de la cultura-. Aquí entra en disputa y contexto
la actual situación de la Red Pública Hospitalaria, pues gran parte de los
centros de salud se encuentran en una crisis estructural que por supuesto
obedece a la Ley 100/93, pero también al clientelismo y corrupción que mueven
los hilos de las élites para fortalecer las carteras de sus agendas políticas.
El departamento tiene fuertes
intereses en la apropiación de Centros de Salud importantes, tal como es el
caso del HUV, cuya tercerización laboral y juegos macabros de las EPS han
generado un detrimento patrimonial para todos los vallecaucanos, pero un ensanche
de los bolsillos de políticos. No es nada nuevo encontrar entonces maniobras
como la declaración del hospital en Ley 550, más conocida como Ley de
Insolvencia Económica, para así generar acuerdos de pago que con la crisis
estructural que atraviesa dicha institución posiblemente no se cumplan y se
generen intereses de acaparar para
privados el Hospital Universitario, eliminando el carácter público y de
servicio a la comunidad que este tiene.
En este pilar también se encuentra
la creación de la Región Administrativa de Planificación del Pacífico-RAP, la cual plantea la integración para
financiación de proyectos por parte de la Nación, pues el suroccidente es
primordial para la profundización del modelo económico basado en la explotación
minera.
Finalmente,
encontramos la Equidad y Lucha contra la Corrupción en el que se divide al
Valle en subregiones, y se establece para cada una, el potencial “productivo” y
de acuerdo a este se integran visiones sobre el quehacer de la población, el
papel de la educación, políticas de vivienda y bienestar social. Existe una
dificultad con el diagnóstico y planteamiento de estrategias para la superación
de la inequidad, y es que estas se realizaron en diálogos que no fueron
ampliamente convocados ni socializados con la comunidad, establecidos con una
metodología rígida, en donde las preguntas estaban delineadas previamente y
existía poco espacio para la crítica y el debate constructivo.
Por lo tanto,
como Marcha Patriótica en el Valle del Cauca consideramos que es necesario
abrir un debate público acerca de las proyecciones que se han establecido para
la región pacífico y para el desarrollo de nuestros territorios, las cuales se
alejan de las realidades vividas por las y los vallecaucanos, y se acercan
exclusivamente a la visión y cumplimiento de metas desde los entes
gubernamentales para continuar con la mercantilización de todos los aspectos de
la vida. Dicho Plan de Desarrollo Departamental no puede ser discutido
únicamente en las Instituciones, debe ser construido por las comunidades.
¡Porque en el Valle del Cauca contamos con VOZ!
Exigimos que la Participación en los espacios de decisión sobre asuntos
que atañen a nuestra vida sean amplios, plurales y democráticos
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