Así como las FARC cumplen con el acuerdo de paz y la dejación de armas, también los jóvenes del país cumplen acompañando a la guerrilla en el proceso de transición a la vida civil. Ejemplo de ello son las brigadas de universitarios y profesionales que ya completan su segunda visita a la zona veredal Carlos Patiño de La Elvira, vereda del municipio de Buenos Aires, en el departamento del Cauca, donde un buen número de guerrilleros se preparan para transitar a la vida social, económica, política y cultural del país.
Estudiantes
y profesionales en artes, ingenierías, literatura, así como de veterinaria,
psicología, medicina y demás ramas de la salud, son quienes componen estas
brigadas que aportan desde sus conocimientos y entregan todos sus afectos y
tiempo a la paz de Colombia.
“Esta es una experiencia muy bonita. Es conocer la otra cara de la moneda, la
historia que no nos cuentan. Saber que aquí existen o que viven personas que
están dispuestas a trabajar por el otro, a trabajar por personas que no conocen;
incluso, en algún momento, estuvieron dispuestos a dar la vida por un proyecto
de país que incluye o que incluía a esas personas que no conocían”, afirma Diego
Fernando Espinoza, médico interno de la Universidad del Valle.
Y
como nos cuenta Diego Fernando, los
medios de comunicación tomaron partido en la guerra y se encargaron de despojar
de toda humanidad a los guerrilleros, presentándolos solo como máquinas
asesinas sin afectos ni familias. Ahora que la sociedad puede hablar y tener
contacto con ellos, otra versión de la guerra empieza a conocerse.
“Básicamente
los medios de comunicación forman opinión, y forman la opinión del mayor
porcentaje de los colombianos; y es bastante grave. Y lo que uno ve aquí, pues
es otra forma de relacionarse. Es volver
un poco al trabajo comunitario, todo lo que se ha perdido de la herencia del
campo: entre todos se ayudan. Y la ciudad es lo contrario, es el individualismo
total”, explica Viviana Guzmán del Consejo Estudiantil de la Facultad de
Artes Integradas de la Universidad del Valle.
En
la guerrilla este ambiente de fraternidad también se percibe. Boris Guevara, periodista
y documentalista que integra el equipo de comunicaciones de las FARC, describe lo
que están sintiendo. “El ambiente que se
vive aquí es de total reconciliación, positivismo frente a una nueva sociedad y
un nuevo futuro que se puede crear en Colombia”, manifiesta el joven periodista.
Para
estos jóvenes, el Acuerdo de Paz abrió escenarios para replantear la política
del país, para interactuar con las comunidades que históricamente han sido
excluidas de las decisiones políticas y condenadas a la guerra.
“Los
acuerdos de paz han abierto un camino muy importante, o sea, de darle la
importancia que el arte necesita. Y, a través del tema de la cultura, para
relacionarse entre las comunidades, las zonas urbanas, las rurales. Poder hacer
esa mezcla entre academia-rural-urbano, lo que es necesario en este momento”,
expresa la estudiante de la Facultad de Artes.
En
manos de jóvenes que integran este tipo de brigadas, está gran parte del futuro
de la paz del país, no la paz de palomas
y camisetas blancas que llenan los titulares vacíos de la prensa, hablamos de
la paz de transformaciones políticas, de movilización social y aceptación de
los guerrilleros que dejaron las armas para hacer política en un país que
no respeta y criminaliza a los opositores por pensar diferente.
“Estaremos
ahora en la sociedad civil haciendo política, debatiendo nuestras ideas, y
expresando lo que nosotros tenemos como una propuesta alternativa frente al
futuro de Colombia, sin necesidad de agredirnos, sin necesidad de matarnos simplemente
por pensar diferente”, concluye el periodista de la insurgencia.
Las FARC, como gran parte de los colombianos, piensan diferente, y abandonan las armas esperando respeto por sus vidas y proyectos, del mismo modo que esperan reconciliación con los colombianos que, a pesar de profesar perdón y paz en misa y en sus diferentes cultos, aún es mucho el odio inculcado por los medios de comunicación que les lleva a actuar en contra de sus religiones. Por fortuna, estás brigadas de jóvenes son ejemplo de cambio y reconciliación.
Por: Alexander Escobar
Las FARC, como gran parte de los colombianos, piensan diferente, y abandonan las armas esperando respeto por sus vidas y proyectos, del mismo modo que esperan reconciliación con los colombianos que, a pesar de profesar perdón y paz en misa y en sus diferentes cultos, aún es mucho el odio inculcado por los medios de comunicación que les lleva a actuar en contra de sus religiones. Por fortuna, estás brigadas de jóvenes son ejemplo de cambio y reconciliación.
Por: Alexander Escobar
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