2013/ Agosto 25/
Capítulo Marcha Patriótica Valle/ “Esto
es un secuestro” “Los campesinos no son delincuentes”, es la voz de protesta que
se escucha en las calles de Palmira. La indignación por el trato dado a los
campesinos vallecaucanos por parte de la Fuerza Pública del departamento del Valle,
crece en todos los rincones de la ciudad. El operativo militar sin precedentes
realizado en el municipio solo tiene un nombre: infamia y represión contra una
población que históricamente ha resistido al abandono estatal y el
paramilitarismo.
Una
cuadra acordonada con paso restringido, registros fotográficos, y requisas
interminables, son algunas de las infamias que deben soportar el pueblo
campesino y sectores populares que llegaron a instalarse en Palmira en la sede
de Sintraicañazucol (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de la Caña de Azúcar), como
única vía de escape al dispositivo de guerra[1]
adelantado por el Estado colombiano contra el Paro Nacional Agrario y Popular
en el Valle del Cauca.
Esto
les llevó a declarar la sede de Sintraicañazucol como Refugio Humanitario, y
desde el 23 de agosto se encuentran en
Asamblea Permanente.
Con
este acto de resistencia, la MIA, Mesa de Interlocución y Acuerdo del Paro
Agrario y Popular, continúa en pie de lucha en el Valle del Cauca, y las voces
de respaldo nacionales e internacionales empiezan a escucharse en contra de
este secuestro masivo perpetuado por la Fuerza Pública del Estado colombiano
que evidencia el actuar propio de dictaduras vividas en Latinoamérica.
Los
hechos así lo demuestran. Al día de hoy cerca de 1.300 personas están
concentradas en Tuluá en apoyo al Paro y en rechazo al secuestro de nuestros
campesinos, indígenas, afrodescendientes que resisten en Palmira.
Y
en los barrios de Cali también se suman más voces. El Plantón en solidaridad
con el Paro Agrario y Popular en el Valle, realizado en el Distrito de
Aguablanca demuestra que día a día las rebeldías y la solidaridad se juntan en
beneficio de la Paz con Justicia Social.
Marcha
Patriótica Valle del Cauca
Comisión
de comunicaciones
[1]El jueves 25 de
agosto la Fuerza Pública del departamento del Valle del Cauca acorraló, en la
carretera que desde el municipio de Guacarí conduce a Cali, a la Caravana del
Paro Nacional Agrario y Popular cuya ruta era pasar por el municipio de El
Cerrito y finalmente llegar a la ciudad de Palmira. Durante más de seis horas
la caravana fue secuestrada por la Fuerza Pública que le impidió su
desplazamiento argumentado razones inconsistentes. Paralelo a ello se acordonaba
la zona con ejército, policía, antomotines, agentes de civil, y sobrevuelos de
helicóptero que eran acompañados con el intento de infiltrar jóvenes que
llamaban a la realización de actos violentos para justificar la represión
contra la caravana. Ante la llegada de la noche, y la orden de desalojo
informada por la policía, a los voceros del Paro en el Valle solo les quedó
firmar, bajo presión, un “acuerdo” que estipulaba que podían llegar hasta
Palmira, pero que al día siguiente, a las ocho a.m., debían disolver el Paro y
regresar a sus lugares de origen. Sin embargo la comunidad campesina y los
sectores populares denunciaron lo ocurrido poniendo de manifiesto que el
“acuerdo” fue firmado para salvaguardar la vida de las personas, y además mostraron
su preocupación porque el documento evidenciaba que el país había quedado en
manos de una Fuerza Pública que usurpa funciones como en cualquier dictadura.
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