CUMBRE MUNICIPAL AGRARIA: CAMPESINA, ÉTNICA Y
POPULAR
Tuluá, 9 de febrero de 2014
DECLARACIÓN FINAL
El día 9 de febrero del 2014 nos dimos cita las
comunidades de los municipios de Tuluá y Bugalagrande en la Cumbre Municipal
Agraria preparatoria de la Gran Cumbre Nacional Agraria: campesina, étnica y
popular, motivados por la actitud dilatoria del gobierno nacional en las mesas
de negociación que resultaron luego del Paro Nacional Agrario del 2013; pero
ante todo animados por la esperanza de que concretando la unidad popular
lograremos acumular la fuerza suficiente para persuadir al gobierno de atendernos
como lo merecemos.
Así, más de 150 delegados y delegadas
pertenecientes a 22 corregimientos y 22 asociaciones campesinas de los
municipios de Tuluá y Bugalagrande, bajando desde los más alejados rincones de
nuestra hermosa cordillera andina, cargados de sueños de un país justo,
democrático, soberano y en paz, nos reunimos con la firme intención de definir
rutas de encuentro y avanzar en la unidad del movimiento popular local y
nacionalmente. De este modo encontramos que nuestra apuesta es por la formación
política de líderes y lideresas que tengan claros los proyectos de vida de las
organizaciones y de las comunidades para poder llegar a transformaciones
reales; la construcción de la conciencia tanto a nivel individual como
colectivo se hace importante para ayudar a unificar la lucha social y popular.
Desde esa perspectiva
Declaramos:
Que el campo colombiano asiste ante la arremetida
de diferentes formas de despojo, como la toxicidad de los químicos utilizados
para el cultivo, la dependencia que estimula el Estado para el acceso a
programas y subsidios, un claro ejemplo de esto es el programa “Familias en
acción” en tanto viene operando como un elemento desintegrador y
desmovilizador.
Que las distintas expresiones del paramilitarismo
son un riesgo para el territorio porque destruyen el tejido social, sembrando
terror y muerte a su paso en beneficio de los proyectos minero-energéticos y
agroindustriales. La militarización de nuestros territorios sólo protege a las
multinacionales como Unión Fenosa, Anglo Gold Ashianti, Anglo Gold American,
entre otras, para facilitar el saqueo de los elementos naturales poniendo en
riesgo nuestra vida y el equilibro de los ecosistemas. Rechazamos los
megaproyectos económicos como la construcción del viaducto del Pacífico en el
centro del Valle.
Que la propuesta denominada “Pacto Nacional por el
Agro y el Desarrollo Rural” presentada por el Gobierno Nacional es una
componenda de los gremios y élites terratenientes que por supuesto no recoge ni
reconoce las expresiones organizativas y propuestas del movimiento agrario y
del campesinado movilizado. Rechazamos este Pacto Agrario porque divide al
movimiento popular en luchas atomizadas manipulándolo con migajas, porque no
ofrece garantías reales para el campesinado, no incentiva el mercado justo ni
respeta las propuestas desde las comunidades generando mayor dependencia:
luchamos por la defensa del territorio, por la soberanía, por la vida digna. La
tierra no se vende, se valora y se defiende.
Que el actual modelo de dominación apunta a la
fragmentación de nuestras luchas, por eso abre cada vez más la brecha entre el
campo y la ciudad, llevando a que nos desconozcamos en las apuestas comunes. En
las ciudades la unión y solidaridad se están acabando, todos los mensajes apuntan
a acrecentar las lógicas del consumo irracional y el individualismo.
Consideramos el alimento como un elemento clave para mejorar la unión de lo
urbano con lo rural, ya que es el fruto del trabajo del campesinado lo que
permite el funcionamiento de las ciudades. Se deben crear centros de venta
campesinos donde la certificación la dé el mismo consumidor para establecer
mejores relaciones entre los consumidores y los productores, eliminando al
intermediario parasitario.
En ese marco, nuestros procesos han redactado
pliegos que recogen las propuestas que venimos trazando para el campo
colombiano. Exigimos recuperar las casas campesinas que hay en los municipios,
que sean puestas en marcha y sostenidas. Exigimos control de los precios de los
insumos agropecuarios. Cancelar todos los TLC porque ponen en riesgo la
existencia del campo colombiano.
Ante las amenazas en nuestros territorios
reconocemos que las zonas de reserva campesina y agroalimentarias son una
opción para defenderlos, por eso es importante seguir adelante con los procesos
de constitución de dichas zonas, delimitándolas y defendiéndolas. Por nuestras
semillas ancestrales y nuestra soberanía alimentaria declaramos nuestros
territorios como zonas libres de transgénicos.
Necesitamos mayor autonomía política, social y
económica para el campesinado, depender menos del subsidio y ser más
propositivos fortaleciendo la economía solidaria a través del trueque como
estrategia integradora. Exigimos eliminar las restricciones que el Estado
impone a los campesinos, sobre todo para la venta de café. Exigimos la
construcción de vías públicas para la comercialización de los productos. Un
régimen especial de seguridad social para el campesinado. La construcción de
una Universidad Campesina con carreras afines a la región. La expulsión de las
multinacionales productoras de semillas. La afiliación a cooperativas y no a
bancos, fortaleciendo los fondos rotatorios.
Convencidos de que es indispensable tender puentes
y abrir debates frente al vínculo campo-ciudad, le apostamos a participar del
Foro Urbano Alternativo y Popular a desarrollarse en Medellín durante el mes de
abril, en tanto es un espacio de encuentro donde todos los sectores nacionales
estamos llamados a poner a jugar nuestras apuestas de transformación y cambio
en esa relación.
Declaramos que en Colombia será posible hablar de
paz cuando haya condiciones de empleo digno, cuando el campesino pueda cultivar
y comercializar sus productos a precio justo; cuando haya inversión social en
salud, educación, servicios públicos. Por eso exigimos educación agraria para
nuestros jóvenes campesinos, con un sistema educativo que sirva a las
comunidades y haga uso de mejor tecnología. Paz implica fortalecer las redes de
derechos humanos, la desmilitarización de los territorios, respeto a los planes
de vida en las comunidades. En esa medida rechazamos la gran minería, la
importación de alimentos que son de producción
nacional, así como la producción de alimentos transgénicos. La paz con
justicia social implica la construcción de un movimiento nacional por la paz
que impulse el proceso por una Asamblea Nacional Constituyente que construya
una nueva constitución política nacional.
Las organizaciones campesinas reunidas en esta
Cumbre Municipal llamamos a los diferentes procesos organizativos del municipio
de Tuluá a conformar un espacio local de coordinación permanente que nos
permita fortalecer la unidad acción en la vía de lograr un mejor municipio; así
mismo hacemos el llamado a todos los sectores a que nos encontremos en la Gran
Cumbre Nacional Agraria: campesina, ética y popular del 15 al 17 de marzo en la
ciudad de Bogotá, de manera que avancemos en la construcción de propuestas y
soluciones que den respuesta al conflicto agrario y social que vivimos.
Planteamos un escenario de participación directa del conjunto de las
organizaciones agrarias y populares, que sea convocado en fechas posteriores a
la cosecha de café y de las elecciones, propendiendo por que los objetivos y el
pliego estén unificados.
POR LA
UNIDAD DEL MOVIMIENTO AGRARIO Y POPULAR COLOMBIANO
TODOS A LA
GRAN CUMBRE NACIONAL AGRARIA
Tuluá,
Valle, febrero 9 de 2014
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