Artistas, intelectuales, periodistas, sindicalistas, profesionales, dirigentes comunitarios, estudiantiles, campesinos y populares del Valle del Cauca que respaldamos el proceso de paz en el marco de la actual etapa de negociaciones entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, los abajo firmantes hacemos públicas las siguientes consideraciones:
1.
El conflicto armado colombiano hunde sus raíces en lo más profundo de nuestra
historia, signada por la ausencia de un desarrollo nacional propio y en donde
nuestra soberanía ha sido atropellada. Nunca hubo en la historia del siglo XX y
en lo que va corrido del siglo XXI un proyecto nacional de desarrollo por parte
de las clases dominantes, que al mismo tiempo permitiese una auténtica participación
política de los sectores populares. Cuando ello tuvo oportunidad de
cristalizarse, fue ahogado por la violencia;
2.
Por ello saludamos este intento nuevo y decidido por alcanzar un acuerdo que
ponga fin al prolongado conflicto armado que padece Colombia;
3.
Urgimos a las partes a no levantarse de la mesa de negociaciones hasta llegar a
un acuerdo y a superar los muchos, graves y previsibles obstáculos que
acompañarán un proceso tan complejo;
4.
Urgimos, además, el cambio en el lenguaje de los actores de la guerra para no
atizar el fuego, en el entendimiento de que el terreno de la paz debe
fertilizarse con hechos y palabras de paz.
5.
Reclamamos la participación de la sociedad con sus propuestas para dar solución
a los problemas fundamentales que dieron origen y que aún alimentan al
conflicto armado;
6.
Comprendemos que el problema de la guerra y la paz tiene que ver con las
fuerzas que acompañan uno u otro propósito y, en ese sentido, resaltamos
positivamente la movilización ciudadana a favor de la paz, expresada en
múltiples eventos: mesas redondas, conferencias, conversatorios, foros,
actividades artísticas, congreso de la paz y marchas multitudinarias como la
del 9 de abril de 2013 en Bogotá. La consigna en esta hora es meterle pueblo al
proceso;
7.
Valoramos la presencia en la mesa de negociaciones de los altos mandos de las
FARC-EP y del Gobierno Nacional, como garantía de representatividad y seriedad
en las conversaciones;
8.
Expresamos nuestra complacencia por los resultados obtenidos hasta el momento
en este proceso;
9.
Propugnamos porque la discreción y la confidencialidad en las negociaciones se
mantengan;
10.
Comprendemos que existen numerosos enemigos de este proceso, en primer lugar el
más acérrimo militarismo, que se lucra con la guerra. Pero comprendemos también
que los anhelos de paz del pueblo colombiano son aún mayores;
11.
Llamamos a ampliar el proceso de negociaciones con el ELN y el EPL;
12.
Sabemos que desde lo sensible y lo simbólico también se construye el proceso.
Nuestro pueblo, diverso étnica y culturalmente, anhela la paz y lo expresa de
distintas maneras. Habrá que recoger todas esas experiencias y esos anhelos
para integrarlos al torrente que se ha ido construyendo en torno a este
proceso. Hoy es vital la construcción de un movimiento social, político y
cultural por la paz. En ese sentido, llamamos a buscar cada vez más militantes
por la paz;
13.
Sabemos que la paz implicará reformas, que consideramos como preámbulo de
cambios mucho más profundos. La democratización de la vida política y social
colombiana supone enfrentar el modelo económico de tipo neoliberal que hoy nos
domina, con su aberrante inequidad económica, social y política; 14.
Manifestamos nuestra voluntad de animar el más amplio debate sobre las reformas
económicas, sociales y políticas y nuestra disposición para contribuir a la
creación de un clima nacional favorable a la paz, desde nuestros escenarios
naturales de trabajo, que haga posible que Colombia marche con decisión al
encuentro de sí misma;
15.
Llamamos a fortalecer, de la manera más amplia y positiva la red de amigos por
la paz en el Valle del Cauca.
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